Saluda del Sr. Arzobispo a los fieles cristianos de Marchena para esta cuaresma y Semana Santa


Semana Santa:
Reflexiones en un Año Jubilar

Saludo afectuosamente a D. Héctor Hernández Espinosa, Presidente del Consejo General de Hermandades y Cofradías de la villa de Marchena, a los miembros de su junta superior, a los hermanos mayores y miembros de junta de gobierno de las hermandades de penitencia y gloria y a todos sus hermanos. Saludo con igual afecto a D. Manuel Chaparro Vera, director espiritual del Consejo y párroco de San Juan Bautista y San Sebastián, a don Daniel Mariño, párroco de San Miguel, a los padres mercedarios, a las hermanas clarisas, a las hermanas mercedarias, a las terciarias franciscanas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María que con su presencia y labor enriquecen la vida religiosa y social del pueblo y a todos los fieles cristianos de la localidad.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Es para mí un honor dirigirme a todos vosotros, devotos de nuestra Semana Santa, a través de esta publicación del Consejo de Hermandades de Marchena. Nos encontramos en un tiempo de gracia, un tiempo en el que la fe y la tradición se entrelazan para dar testimonio del amor de Dios en nuestra tierra. Este año, además, nuestra vivencia de la Semana Santa adquiere un significado aún más profundo, pues lo celebramos en el marco de un Año Jubilar, un tiempo de especial bendición y conversión.

Al mismo tiempo, en la memoria reciente de la Iglesia hispalense permanece la celebración del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular de Sevilla, un encuentro de reflexión y fraternidad que nos permitió profundizar en el papel que nuestras hermandades y cofradías desempeñan en la evangelización del mundo actual. Es, pues, un momento propicio para unir nuestra mirada al pasado y al presente, y proyectar juntos el futuro de nuestra fe vivida en comunidad.

El pasado mes de diciembre, Sevilla se convirtió en el epicentro mundial de la piedad popular con la celebración del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular. Delegaciones de distintos países se dieron cita en nuestra archidiócesis para compartir experiencias y fortalecer el sentido evangelizador de nuestras corporaciones. Este encuentro nos permitió renovar nuestra conciencia sobre el inmenso valor que la piedad popular tiene en la vida de la Iglesia. El Papa Francisco, en su exhortación Evangelii Gaudium, nos recuerda que la piedad popular es una “fuerza evangelizadora” que nace de la fe sencilla del pueblo, una fe que se expresa con signos, símbolos, procesiones y oraciones transmitidas de generación en generación. En este congreso, profundizamos en esta idea y abordamos cómo las hermandades pueden seguir siendo testigos vivos del Evangelio en un mundo que, en ocasiones, parece alejarse de Dios. Se trataron temas tan diversos como el papel de las hermandades en la acción social, la formación cristiana de los cofrades, la identidad de las cofradías en un mundo globalizado y su compromiso con los más necesitados. Asimismo, se puso en valor el inmenso patrimonio artístico y cultural que nuestras hermandades custodian y su responsabilidad en su conservación y transmisión.

La Semana Santa es, sin duda, el momento más esperado del año para muchas de nuestras hermandades y cofradías. Es el culmen de nuestra devoción y la manifestación más visible de nuestra fe. Sin embargo, debemos preguntarnos: ¿Cómo vivimos la Semana Santa? ¿Es solo una expresión estética o realmente es un camino de encuentro con Cristo? Las procesiones, con su solemnidad y belleza, son una catequesis viva que nos invita a meditar sobre los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Cada paso que avanza en las calles, cada llamador que resuena, cada oración musitada entre el incienso y la cera encendida, es una oportunidad para abrir el corazón a Dios. Pero nuestra fe no puede quedarse en una emoción pasajera. La Semana Santa debe ser un estímulo para vivir como verdaderos discípulos de Cristo durante todo el año. La devoción a nuestros titulares debe llevarnos a una vida coherente con el Evangelio, a una mayor frecuencia en los sacramentos, a un compromiso con los más necesitados y a una comunidad fraterna donde reine el amor de Dios.

Queridos hermanos y hermanas, os animo a vivir este tiempo con intensidad, a profundizar en la riqueza espiritual que nos ofrece la piedad popular y a hacer de nuestras hermandades auténticas escuelas de vida cristiana. Que nuestras corporaciones no sean solo guardianas de una tradición, sino testigos vivos del amor de Dios en el mundo.

Pidamos a la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia y Reina de nuestras hermandades, que interceda por nosotros y nos ayude a caminar con fe firme, esperanza inquebrantable y caridad ardiente. Que esta Semana Santa sea un tiempo de gracia y renovación para todos.

Con mi bendición,

+ José Ángel Saiz Meneses
Arzobispo de Sevilla